Por suerte, los gatos suelen ser bastante sanos, pero cuando se enferman es casi imposible darle su medicación sin problemas. Generalmente , para darle su medicina a un gatito son dos las personas que deben hacerlo: una para sujetarlo y la otra para administrar el remedio.
Una de las técnicas es envolver al gato en una manta de modo que sobresalga sólo la cabeza. Se le abre la boca, se le introduce la dosis, luego se le cierra y se le fricciona el cuello para que trague.
Existen administradores de pildoras fabricadas en plástico pero su uso es potencialmente peligroso porque pueden dañar la garganta del animal.
En el caso de los remedios líquidos la tarea resulta más simple porque hay dosificadores o jeringuitas para introducir el líquido en la boca del gato y éste no tiene problemas en tragarlo.
Si se trata de una tableta, hay que asegurarse de que no tenga sabor amargo, en ese caso hay que aplastarla y mezclarla con un poco de comida sabrosay de buen olor. Con este método se corre el riesgo de que el animal perciba la "trampa" y se niegue a comer.
Por suerte los gatos sí aceptan los medicamentos elaborado para niños y esto lo ensaya más de un laboratorio cuando hace formular especiales para felinos.
